Para que un sistema ADAS funcione, necesita tener unos “ojos” para ver lo que pasa en la carretera y recojan esa información para después procesarla, y luego actuar en consecuencia y ayuda al conductor a tomar la mejor decisión con la máxima seguridad posible. Estos “ojos” son diferentes sensores, cada uno de ellos con unas capacidades y limitaciones por su tecnología y naturaleza. La mayoría de las cámaras de los sistemas ADAS están montadas en el parabrisas del vehículo. Estas cámaras pueden reconocer colores, tiene un rango de visión de 50 a 500 metros con un ojo de pez de hasta 180º. Después disponemos de sensores de video más modernos que su medición es en 3D. Con estos sensores el vehículo detecta los peatones, animales, objetos e incluso, leer letras y números en las señales de tráfico. Siempre que se sustituya un parabrisas, hay que recalibrar las cámaras para asegurar que funcionan con la máxima precisión y proporciona la información correcta.